domingo, 23 de agosto de 2009

Thailandia sur: KoPhaNghan, o la Ibiza Thailandesa


Y llegó la “pausa” que había estado esperando: Las islas del sur de Thailandia, que me tomé como un descanso de cosas como llevar la cámara encima todo el día.
Siendo mediterráneo mi cuerpo me pedía mar a gritos; así, llegar al puerto de SuratThani y respirar de nuevo el olor a mar me bajó de revoluciones y me preparó para lo que me esperaba.

Trayecto Bangkok-SuratThani en bus y Ko PhaNghan en barco, unas 12 y 2 horas respectivamente por unos 600-700 bahts lo tendremos. Como siempre, se puede llegar a hacer duro pero nada que nos estrese en demasía: Es fácil viajar en Thailandia, es uno de los paises ricos del sureste asiático y tanto las infraestructuras como el parque móvil están 100% acondicionados para el transporte terrestre.

Llegado a Ko PhaNghan, la mediana de las 3 islas -PhaNghan, Samui y Tao, la más pequeña y lugar a donde ir a hacer buen esnórquel-, hay diferentes opciones: En el norte y noroeste de la isla tendremos tranquilidad, en el sur y noreste estaremos cerca del meollo: La playa de Haad Rin, con sus dos vertientes, sunrise y sunset, y sus legiones de jóvenes de todos los paises que vienen a esta ibiza thailandesa buscando fiestas de luna llena, bailes de fuego en la playa y eventos en resorts con piscina.

El viajero más tranquilo hará bien en dirigirse a Ko Tao o incluso a Ko Samui; en esta isla, KoPhaNghan, nos dará la impresion de estar en medio de una gran fiesta, en curso o en preparación, al ver durante todo el día taxis-pickup cargadas de turistas jóvenes yendo a tal o cual evento -generalmente en el sudeste de la isla-

Servidor estuvo 8 dias en la isla, con lo cual le dio tiempo de visitar cosas como un centro de meditación donde retirarse una semana -fundado por un americano y mantenido por monjes y una pareja alemana-, casi el único de la isla y donde podremos aislarnos del exterior, a saber: No hablar, no gritar, comer frugalmente, meditar, pasear, etc. Contradictorio en una isla así...
Existen tambien en la isla diversas cascadas que vale la pena ir a ver, por cuenta propia o uniéndose a uno de los “reggae tours” que salen de Hat Rin en barco y remontan el río hasta dichas cascadas: Buen trayecto y buena manera de conocer otros viajeros.

Obviamente tampoco podia perderme la half moon party: En esta isla cualquier excusa es buena para una fiesta organizada, así que existiendo la luna llena es obvio que habrá tambien la media como mínimo. La diferencia, esta última se celebra en medio de la jungla; cada vez más gente, entre la que me incluyo, la prefieren a la luna llena que se celebra en la playa de Haad Rin.
Los tours a hacer esnórquel o submarinismo pueden tener lugar en PhaNghan pero generalmente nos derivarán a la costa de Ko Tao. Más pequeña y con aguas más cristalinas, como se ha dicho será un destino preferible a familias y viajeros no tan interesados en eventos de noche. El pero en Ko Tao nos lo ponen los precios, más caros que en las islas vecinas; PhaNghan sigue siendo caro comparado con el continente pero los precios se mantienen al soportar casi exclusivamente un turismo mochilero.

Lógicamente al ser una isla las infraestructuras no son tan buenas; de hecho, son malas hasta resultar peligrosas.
La orografía de la isla -las carreteras hacia Hat Rin pueden subir-bajar 50 metros en 20 metros de recorrido; a una moto de alquiler (250 bahts/dia) de 125cc con 2 personas a bordo le cuesta subir esas pendientes-, la mala calidad de los pavimentos y, sobretodo, el alcohol, hacen que cada día haya un accidente de moto en la isla, en el 85% de los casos tratándose de un turista (Apostamos sobre seguro al pensar en sangre más bien anglosajona). Es famoso el “tatuaje de PhaNghan”: rascadas, golpes y miembros vendados debido a caidas en moto.

Por lo demás, como el resto de Thailandia: Fácil quedarse, fácil sonreir. Encontraremos la isla más atractiva cuanto más jóvenes seamos y más ganas de “pendonear” tengamos; para todo lo demás están sitios como la citada Ko Tao o mi próximo destino, la costa oeste Thailandesa, el mar de andamán y, en él, un pequeño paraíso: Ko PhiPhi.

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