martes, 9 de febrero de 2010

La rueda que no para: Consumismo en los EEUU


He sido testigo del acto de consumismo más salvaje que podía imaginar: los saldos de Thanksgiving -día de acción de gracias- previos a que entre nuevo stock en las tiendas para navidad.
Jóvenes haciendo cola dos días antes para conseguir esa televisión 42” por 300€, familias deambulando por los centros comerciales -o debería decir vitales- de cada ciudad, villa o aldea; los vendedores de ineternet como Amazon haciendo su agosto rebajando los precios a la mitad y con 2x1 en los envíos.

Todo esto, repetido varias veces al año, con un fin: Consumir, mercadear, intercambiar. Seguir impulsando la rueda.
Este lugar se ha basado desde sus orígenes en la constante depredación de recursos: Un 40% de la comida que Estados Unidos produce acaba en la basura. En la tierra de las raciones Extra grandes, centenares de miles de kilos de carne de pavo acaban en la basura cada año mientras la a la indigencia no sólo no se la ayuda sino que se la persigue e intenta esconder bajo la alfombra.
En los EEUU profundos, ningún campesino aceptará quedarse sin su camioneta con graaandes neumáticos y motor de 5000 cc que consume 20l/100km (y no es que se suela tener sólo un coche por media familiar, ni mucho menos)

Y es que si algo hace funcionar el país es, precisamente, el petróleo, del que tanto oímos hablar en la vieja europa. En los grandes Estados Unidos simplemente la gente no habla de ello, no es un tema de la calle: el norteamericano medio sigue esperando llegar a la gasolinera y encontrar fuel barato.
Y lo espera porque así le HAN diseñado: los gobernantes de turno hicieron bien su trabajo al EMBUTIR el coche a la sociedad norteamericana, en las décadas 50 a 70, sembrando el país de carreteras, autovías y enlaces de todo hacia todo, creando una unidad de consumo -en este caso de petróleo- en/por cada norteamericano.
A este norteamericano le han impuesto también la idea de los suburbios, las zonas residenciales de las ciudades que en algunos casos se extienden hasta la siguiente; inmensas barriadas de casas unifamiliares en las que hay que coger el coche para TODO, desde ir de compras a la piscina municipal. El transporte público, por norma general, es muy deficiente, lento y poco frecuente.
Mientras tanto, lo que este ciudadano de a pie no sabe o no se imagina -o no le interesa porque así le han moldeado- es que su gobierno mata en la otra punta del mundo para que él encuentre a diario gasolina barata, mientras un 60% del sistema ferroviario del país es vía muerta, no se usa.

Quizá sean conscientes de ello; desde luego bastantes de ellos lo son.
De lo quequizá sean también conscientes -igual que el que suscribe- es de que esto no tiene solución. La elección del consumo como medio de vida está demasiado arraigada en el ciudadano, y el gobierno se da cuenta -como cualquiera con dos dedos de frente- de que
A- El cambio de transporte privado a público, de corporaciones comerciales frente al pequeño comercio, es demasiado. El punto de no retorno se pasó hace ya tiempo, y como ejemplo perfecto tenemos la reforma del sistema sanitario: está demasiado sumergido en las perdidas/ganancias, y
B- Las mismas corporaciones no le permitirían siquiera empezar a operar el cambio.
Y, aunque consiguieran empezar a cambiar algo, al próximo cambio de gobierno volveríamos al estado inicial...

La solución? No hay. Seguir consumiendo. Seguir depredando. Y lo más triste es que ciertos de los llamados países emergentes lo consiguen precisamente siguiendo el ejemplo americano.
Como veis me gustan los procesos lógicos, las conclusiones concisas y con pocas contemplaciones: Y es que pocas se pueden tener enfrentando todo este sub-mundo a cualquiera de los niños que uno encuentra en esos paises del tercer mundo, esos NO-PAISES que no lo son, precisamente, porque alguien desde el púlpito ha decidido que su país, y con él toda la riqueza de sus suelos, no les petrenecen.
Para mí, el sub-mundo es Estados Unidos: el país de la libertad es el que tiene a sus ciudadanos más vigilados, la tierra de las oportunidades es la que esconde a sus indigentes o no da asistencia médica a la población. La rueda gira, y gira, y ni unos ni otros pueden -ni podrán- pararla. Esperemos que no termine saliéndose de eje (si es que no lo ha hecho ya)
Saludos!

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